Aplicación
Descripción del test
El 'Test del dibujo de la familia' es una prueba de papel y lápiz que se aplica a los sujetos de forma individual. Su duración es variable, ya que no tiene un tiempo límite establecido, y la edad en la que se aplica comprende de los cinco años a la adolescencia.
Pautas de aplicación
La aplicación del test es simple. Se debe instalar al niño en una mesa adecuada a su estatura de forma que se encuentre cómodo, se le facilita únicamente una hoja en blanco y un lápiz. Normalmente el sujeto realiza el dibujo sólo con el lápiz negro, pero utilizando también lápiceros de colores se pueden obtener resultados complementarios muy interesantes e información muy reveladora.
Una vez hecho esto, se deben seguir tres pasos básicos:
Una vez hecho esto, se deben seguir tres pasos básicos:
- Se le da la única instrucción al niño de que dibuje una familia cualquiera que él se imagine en el papel que se le ha ofrecido. Si el niño no entiende se puede agregar: “Imagina una familia que tú inventes y dibújala”. o “Dibuja todo lo que quieras, las personas de una familia, y si quieres objetos o animales, con todos los detalles que tú quieras”. De todas formas, todos estos aspectos deben ser decididos en cada situación y en función de las características del niño. Pese a ser una instrucción hay que hacerle entender que está en completa libertad al efectuar su dibujo, tranquilizándole en el sentido de que no vamos a ponerle una nota a su dibujo, y que éste no hace falta que sea perfecto. Como en toda relación terapeuta-paciente, y especialmente si el paciente se trata de un niño, es imprescindible establecer una buena relación previa con él, así como motivarle en la ejecución de la tarea.
- El terapeuta debe estar presente a lo largo de toda la prueba. Una vez el niño esté metido en la tarea, tenemos que controlarle de forma discreta, teniendo cuidado de que no se sienta vigilado u observado, y dispuesto a dirigirle una sonrisa o una frase alentadora. Debemos ir anotando o memorizando detalles de interés como pausas, errores, la actitud que tome el niño en la tarea, manifestaciones de alegría, incomodidad, agrado...etc. Todas estas reacciones pueden ser muy ilustrativas de las relaciones del niño con el personaje o de la escena que está representando. Los momentos de inactividad pueden sucederse al principio, ya que se vean incapaces de hacer el dibujo, o durante la realización del dibujo. En ambos casos se le tranquilizará y animará, fijándote en el segundo caso con qué personaje se produce esa inhibición de la conducta, ya que esto puede ser muy significativo a la hora de conocer la relación que mantiene con él. La forma en que se construye el dibujo interesa casi tanto como los resultados. Por lo tanto, también es importante el orden en el que va pintando los diferentes personajes, y el tiempo que empea para cada uno, así como los detalles o, a veces, una tendencia obsesiva por volver siempre al mismo. Se anotará también en qué lugar de la página empieza el dibujo.
- Una vez el sujeto haya finalizado el dibujo el terapeuta debe mostrar interés por el trabajado realizado. No hay que felicitarle ni elogiarle de forma gratuita sino que se trata de resaltar algunos aspectos de dicho dibujo como el color, la forma, algún objeto en particular... etc. Es muy importante que el niño sienta que estamos satisfechos de su trabajo. A partir de aquí empezamos a indagar en aspectos concretos del dibujo, pidiéndole al niño que lo explique. Él es el que está en mejores condiciones para saber lo que quiso expresar al hacer su dibujo y así reducir las interpretaciones por parte del psicólogo. Por tanto, conviene preguntárselo, y la mejor manera de hacerlo es mediante una entrevista. Se le hacen una serie de preguntas orales para conocer las opiniones y sentimientos que tiene hacia cada personaje. No es cuestión de imponer un cuestionario rígido, sino de guiarse por las circunstancias, y en lo posible, conducir al niño a expresarse por sí mismo, sin ninguna imposición.